Iberofonia Socialista

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Decálogo Político Español

Nuestras normas para formar parte de la Iberofonía Socialista.

 
«Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido. Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino.» Salvador Allende

Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario.

Lenin

Las siguientes diez verdades o normas fundamentales e irrenunciables aquí expuestas se seguirán a la hora de organizar y desarrollar los planes y programas de las Vanguardias en cada una de las naciones políticas de la Iberofonía. Solo las organizaciones que acepten todas y cada una de estas normas fundamentales e irrenunciables podrán ser admitidas y reconocidas como Vanguardia por sus pares, y podrán formar a sus cuadros partiendo de la teoría política revolucionaria marxista y materialista y del movimiento político que construyamos.

1.- La forma de organización de las Vanguardias será la siguiente. A escala nacional política habrá una única Vanguardia, que actuará siguiendo el centralismo democrático marxista-leninista a nivel nacional, la crítica y la autocrítica de abajo a arriba y la ejecución de las órdenes de arriba abajo. Nunca habrá más de una Vanguardia para cada nación política iberófona. Para evitar esto, a escala internacional se realizará, respetando la autonomía de cada Vanguardia nacional política, una acción conjunta descentralizada en lo táctico, estratégico y organizativo, pero asegurando la centralización doctrinal. Todas las Vanguardias nacionales han de seguir la teoría política revolucionaria básica, y los desarrollos que de ella se deriven, que se publiquen en cada uno de los órganos de expresión de cada Vanguardia nacional, tanto en revistas de producción teórica como por otros medios de comunicación. Cada Vanguardia ha de generar sus propios órganos de expresión para difundir nuestras ideas. Las Vanguardias más experimentadas y organizadas darán soporte y formación a las nuevas que vayan surgiendo. El apoyo mutuo y la producción doctrinal conjunta no impedirá, sino que se alimentará, de la producción doctrinal, organizativa y comunicativa de las demás. Militantes de cada Vanguardia nacional podrán publicar en las revistas teóricas de otras Vanguardias nacionales. Los documentos que, como este decálogo ideológico nuclear, aparezcan en el Portal conjunto de las Vanguardias, serán consensuados entre todas las Vanguardias y serán puntos de partida para la construcción doctrinal y política de cada Vanguardia. Centralismo democrático nacional, descentralización organizativa internacional, centralización doctrinal internacional.

2.- Los fundamentos doctrinales de las Vanguardias nacionales son: el materialismo histórico de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Rosa Luxemburgo, el marxismo-leninismo en lo organizativo, el materialismo político entendido como superación de los límites nihilistas, gnósticos y teoreticistas del materialismo filosófico lo que también supone la integración dialéctica de su contenido más revolucionario en el materialismo político, el desarrollo de las ciencias realmente existentes (física, química, biología, termodinámica, etc.), además del racionalismo más radical. Somos herederos de los jacobinos franceses y de su idea de Nación Política contra el Antiguo Régimen, de los liberales hispanoamericanos tanto los de la Constitución de Cádiz como de los libertadores, de los bolcheviques rusos y del PC (b) de la URSS y de los maoístas chinos hasta Xi Jinping, aunque nuestro objetivo es conformar un marxismo propio para nuestra civilización iberófona, que es de raíz cultural, antropológica y sociológica católica y habla en español y en portugués. Defendemos el internacionalismo proletario, contrario tanto al chovinismo (creencia en la superioridad de la nación política propia) como al cosmopolitismo (negación apátrida de las naciones políticas), pero nuestro ámbito geopolítico de acción prioritario para la construcción de las Vanguardias será el de la Iberofonía, todas las naciones políticas de la Tierra cuyos idiomas oficiales o mayoritarios sean el español y el portugués, únicas lenguas universales mutuamente comprensibles hasta en un 89% de reciprocidad[1], y que abarcan a 30 naciones políticas de los Cinco Continentes y a casi 800 millones de personas en todo el Planeta. La raíz cultural común de la Iberofonía es producto de la Reconquista del Reino de Asturias contra el Islam, y después del surgimiento de los Reinos de Castilla y de Portugal del Reino de León en la Edad Media, universalizada a partir de finales del siglo XV durante la Era de los Descubrimientos, y establecida por los Imperios Español y Portugués durante tres siglos, unificados entre 1580 y  1668, y cuyo legado histórico es más que vigente. El español es el segundo idioma más hablado de la Tierra, y el portugués es la principal lengua del Hemisferio Sur del Planeta. Nuestra Iberofonía, aún diversa, obliga a generar Vanguardias en todas las naciones políticas iberófonas sin exclusiones geográficas de ninguna clase. Por tanto, defendemos un Paniberismo Socialista, cuyo fin político es la generación de Vanguardias (cuadros de formación y, luego Partidos de Cuadros) en las treinta naciones políticas de la Iberofonía en América, África, Asia, Oceanía y Europa. Todas las Vanguardias generadas y aceptadas a través de nuestra combinación de organización  centralizada  (nacional)        –descentralizada        (internacional) –centralizada (doctrinal), permitirá la influencia recíproca entre todas las Vanguardias generadas, influyéndose y mejorándose mutuamente, respetando la autonomía nacional   de   todas   ellas.   La   unificación   socialista   de   la   Iberofonía   es fundamental para influir, desde nuestra Revolución, a escala Universal, pues solo desde una plataforma geopolítica culturalmente coherente y homogénea es posible actuar hacia la Universalidad.

3.- Todas las Vanguardias deben defender, sin fisuras, la unidad territorial de sus respectivas naciones políticas, así como por igual deben defender de forma  recíproca las respectivas unidades territoriales, sea la de Argentina, la de Chile,  la  de  Brasil,  la  de  España,  la  de  Angola,  la  de  Bolivia,  de  México,  la  de  Venezuela o la de Guinea Ecuatorial. Somos organizaciones patriotas, antiseparatistas (sea el separatismo de «izquierdas» o de «derechas»), y defendemos la elevación de nuestros proletariados a la condición de clase nacional, arrebatándole a nuestras burguesías nacionales la Nación Política mediante la destrucción del Estado burgués y la construcción del Estado obrero, que es republicano, unitario, centralizado, soberano e indivisible, es decir: la dictadura revolucionaria del proletariado, que en cada una de nuestras naciones políticas tendrá sus propias características. Este es el paso previo fundamental para la unificación mercantil, cultural, diplomática, sociológica y a escala internacional de nuestra Civilización. Una unificación que permitirá la universalización del socialismo en otras naciones del Planeta desde una Plataforma Continental Iberófona geográficamente inmensa, con más de 800 millones de habitantes. También defendemos la recuperación de la soberanía sobre territorios colonizados por el Imperialismo: Malvinas Argentinas, Gibraltar Español, Esequibo Venezolano, la Antártida Argentino-Chilena en disputa contra el Imperialismo Anglosajón, por la recuperación del territorio arrebatado a México, Belice Guatemalteco, Guantánamo  Cubano y por un Sáhara  libre  del  colonialismo  marroquí.

4.- Nos definimos a la contra del idealismo, del espiritualismo, del liberalismo  en cualquiera de sus expresiones, del anarquismo, del fascismo en todas sus vertientes, del racismo, del nacionalismo étnico, de los fundamentalismos y de los integrismos religiosos, del postmodernismo filosófico, del feminismo, del animalismo y del antiespecismo, del indigenismo separatista y etnicista, del ecologismo, del veganismo militante e impositivo, de la ideología de género y del   progresismo.   Nos   oponemos   a   la   distinción   izquierda/derecha,  que  consideramos una dicotomía burguesa que no puede ni pretende superar el  capitalismo, pues tal dualidad no existe, ni ha existido, ni puede existir fuera  de él, por lo que abogamos por una distinción proletaria que sí puede hacerlo,capitalismo/comunismo,  sin  negar  con  ello  que,  dentro del orden burgués, la doctrina comunista que nos define e identifica constituye una izquierda definida. Estamos en contra de la OEA, de la OTAN, de la Unión Europea, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Abogamos por dar un carácter socialista y proletario, hasta ahora inexistente por marcadamente capitalista, a las organizaciones de integración regional suramericana, iberoamericana e iberófona, para transformarlas, refundirlas o, incluso, generar otras nuevas.

5.- Queremos abolir el conflicto capital-trabajo, ilegalizar la  extracción capitalista de plusvalor y que éste quede bajo control obrero y del Estado proletario. La dictadura revolucionaria del proletariado, que se opone a la dictadura de la burguesía (sea en regímenes autoritarios o fascistas, sea en democracias liberales burguesas muy avanzadas), puede desarrollarse en multitud de modelos políticos. Pero todos ellos han de ser republicanos, centralizados, indivisibles y patriotas. El marxismo, como dijo el filósofo comunista Doménico Losurdo, solo ha triunfado allá donde se ha hecho claramente nacional. La lucha por la reivindicación de los Padres de cada una de nuestras Patrias, de su Historia, así como la doble lucha contra las dos grandes Leyendas Negras de nuestro tiempo, y que frenan la construcción de nuestro Paniberismo Socialista (la Leyenda Negra hispanófoba, popular pero rebatida por la Historiografía, y la Leyenda Negra anticomunista, también popular pero no rebatida por la Historiografía), constituyen una única lucha ideológica.

6.- Las Vanguardias nacionales solo lo serán mediante la unificación doctrinal y la acción nacional, así como por la influencia recíproca entre todas ellas. Cada Vanguardia nacional debe estar donde estén los trabajadores: en los centros de trabajo, en el campo, en las luchas por la mejora de las condiciones laborales y de vida, por el aumento de salarios, contra la explotación laboral, en las huelgas, en los sindicatos mayoritarios, en los centros de enseñanza media y de formación profesional, en las Universidades para hacerlas  verdaderamente universales y sin restricciones de clase y de renta, en las luchas de los mejores movimientos sociales contra los desahucios, por la reforma agraria, contra la alienación cultural de las masas a través de los medios de comunicación y del sistema educativo, contra los restos que quedan de la esclavitud, contra la opresión de mujeres, hombres, ancianos y niños, por la implantación de un sistema público de pensiones acorde a una sociedad plenamente socialista. Como comunistas, queremos abolir las clases burguesa y proletaria, y avanzar a un modo de producción comunista en el que la ley del valor-trabajo se transforme en otra acorde a este nuevo modo de producción, y las naciones políticas iberófonas unificadas, como partes formales de una totalidad superior, contribuyan al establecimiento de una sociedad universal que jamás pueda retornar a modos de producción anteriores.

7.- Defenderemos la idiosincrasia cultural de cada una de nuestras naciones políticas, sus lenguas, sus tradiciones y costumbres, pero no  toleraremos jamás que esta idiosincrasia cultural sea utilizada para dividir nuestras patrias, nuestra clase obrera y nuestra Civilización. Toda unidad, por el mero hecho de serlo, es ya diversa, y reivindicar la diversidad per sé es inneceario, reiterativo y redundante. Seremos feroces enemigos de cualquier reivindicación culturalista (el mito de la cultura, la sustancialización de toda idea de cultura como luz que guía a los pueblos, como versión secularizada del mito de la gracia cristiana y que es la antesala del fascismo) contra nuestras naciones políticas, pues dicho culturalismo atenta contra nuestra cultura. La comprensión mutua entre el español y el portugués es lo que permitiría entenderse a un catalán con un guaraní, a un vasco con un aymara, a un gallego con un yanomami, a un quechua con un bakongo, a un afrodescendiente venezolano con un rifeño o transfretano, a un hablante de tagalog con un managüense, y a un santotomense con un brasilero. Ahí reside la fuerza cultural de la Iberofonía, y por ello la necesidad de un Paniberismo Socialista.

8.- Lucharemos por erradicar la socialdemocracia, el reformismo y el progresismo del seno del movimiento obrero de cada una de nuestras naciones políticas. Estamos en contra de la unidad de la izquierda, no solo porque rechazamos formar parte del ala izquierda de la burguesía, sino porque dicha unidad es imposible. Hay muchas izquierdas definidas en la Historia, que se han sucedido como generaciones (jacobinos, liberales, anarquistas, socialdemócratas, comunistas bolcheviques y maoístas), y todas ellas chocan con la «derecha» y entre sí, pues tienen proyectos incompatibles. La llamada a la unidad de la izquierda solo beneficia al ala izquierda de la dictadura de la burguesía, que no es otra cosa que la socialdemocracia degenerada, desmarxistizada, postmoderna, cosmopolita, liberal y progresista, que saca rédito electoral de engañar a la clase obrera mientras sigue la agenda del capital. Asimismo, nos oponemos frontalmente a la hegemonía de las degeneraciones de todas las izquierdas definidas, que han dado en conformar lo que hoy denominamos izquierda indefinida (izquierdismo), sin un proyecto político claro respecto del Estado y sólo defendiendo cuestiones socioculturales, y que es hoy el cajón desastre dominante donde confluyen ONGs, feminismos, ecologismos, ambientalismos, veganismos, LGBTIQ+ismos, separatismos, indigenismos e indianismos, postcolonialismos y decolonialismos, etc. Por tanto, nuestras Vanguardias se definen, principalmente, aunque no solo, contra la izquierda indefinida. Las reivindicaciones sociales concretas más racionales de la izquierda indefinida ya están incluidas en nuestras Vanguardias, en nuestro movimiento.

9.- No somos decrecimentistas, ni nostálgicos de la barbarie ni de modos de producción precapitalistas. Tampoco ambientalistas, calentólogos ni magufos pseudocientíficos. Abogamos por el pleno desarrollo de las fuerzas productivas en beneficio de los trabajadores, con el fin de que estos dejen de ser proletariado y asalariados en sentido capitalista y por el fin de la burguesía. Apostamos por el máximo nivel de desarrollo científico y tecnológico (por la soberanía e independencia tecnocientífica de nuestras naciones políticas) al servicio del progreso de nuestras sociedades políticas, nuestra Civilización y de la universalidad, y no al servicio del capital y de intereses particularistas. Defendemos el uso de las ciencias y las tecnologías para la mejora de la vida humana, para su expansión y perfeccionamiento, sin caer en el transhumanismo liberal hegemónico ni en el fundamentalismo tecnológico y científico.

10.- Queremos erradicar el crimen organizado, la trata de personas, drogas y armas. Lucharemos por implantar la seguridad interna de nuestras calles y barrios, porque nadie pueda ser asaltado, robado, violado, secuestrado o asesinado  impunemente  en  nuestras  ciudades  y  pueblos.  Aplicaremos  la máxima contundencia en penas contra el crimen horrendo. Observaremos, no obstante, el atender caso por caso pues los antecedentes penales podrían deberse a acciones de cariz político, pues no es lo mismo tener dichos antecedentes por un piquete en una huelga o por la toma de una fábrica, que tenerlos por haber participado en repudiables acciones terroristas (tiros en la nuca, coches bomba, explosivos en edificios, agresiones físicas o amenazas, delitos de odio). Atenderemos a los casos del llamado «ejército de reserva»  En lo que respecta a  la  seguridad  de  nuestras  fronteras,  abogaremos  por facilitar el proceso de regularización  para  la  migración  iberófona,  de  manera  racional,  ordenada y restringiendo  a  personas  con  antecedentes  penales,  a  fin  de ampliar y  dar continuidad   la   tradición   de   acogida   mutua   entre   nuestras   naciones en momentos difíciles (como México o Argentina acogió a españoles exiliados  por la dictadura franquista o como Cuba, Venezuela, España -a partir de la  muerte de   Franco-   o   México   acogieron   a  chilenos  exiliados  de  la  dictadura  de Pinochet),  así  como  para  fortalecer  la  enorme  e  irreversible riqueza que  la simbiosis   ininterrumpida   desde   hace   siglos   hasta  la  actualidad  entre las naciones  iberófonas  de  ambos  hemisferios  ha  otorgado  e  inspirado  a  la totalidad  de  nuestra  cultura,  desde  los  grandes  literatos  y  poetas  hasta la gastronomía  y  músicas  actuales  que,  aún  las críticas que puedan recibir, es innegable  que  dan  la  vuelta  al  mundo,  escapando  de  la  periferia  por, precisamente,   recibir   el   impulso de  una  base  internacional  de  cientos  de millones. Fomentaremos la natalidad mediante las ayudas a las familias numerosas, a los padres primerizos y a las madres para que puedan trabajar o estudiar sin menoscabo de su vida como madres. Defenderemos tener Ejércitos Revolucionarios Populares y Patriotas, integrados por obreros y al servicio de la clase obrera y de la Patria. La independencia económica y la soberanía política socialistas dependen de una estrategia e inteligencia militar consecuente con el panorama geoestratégico mundial, en pos de mantener la soberanía sobre nuestros territorios y la integridad de los mismos. Somos pacifistas, pero lo somos nominalmente, para evitar la destrucción de nuestras Patrias. La diplomacia realista no es incompatible con la soberanía militar efectiva como horizonte preventivo ante nuestros enemigos.


[1] Según afirma Frigdiano Álvaro Durántez Prados en su obra Iberofonía y paniberismo. Definición y articulación del Mundo Ibérico (Madrid, Última Línea 2018).